viernes, 9 de julio de 2010

El secreto de mi éxito

Si bien sonará a historia antigua, hubo muchas palabras y calificaciones del partido entre Alemania y Argentina: “Joachim Low es un genio de la táctica” y “Bastian Schweinsteiger -conocido en nuestra tierra como Yuansteiger- el mejor jugador del mundial”. Tales afirmaciones del pseudo periodismo vernáculo ponen un manto oscuro al clima entre éstos y los cuerpos técnicos. Así se producen respuestas como “vos sos contra mío” o “la tenés adentro”, entre otras frases célebres. ¿Cómo puede ser que hablen del mejor futbolista cuando solo vieron 90 minutos de juego del volante alemán? Nosotros tuvimos acceso a lo que ocurrió esa tarde para dar por tierra con teorías y opiniones insostenibles.
Gracias a Telematch (aquel programa alemán de entretenimientos que emitía Canal 11), Rammstein y Die Toten Hosen aprendí algo de la lengua germana. Una vez finalizado el partido me acerqué al vestuario teutón. Al patova de seguridad, que estaba en la puerta, le dije en perfecto alemán una frase que no falla: “drie, zwei, eins -como repetían en Telematch-. Soy familiar de Mario Gómez y ario” (?). Después tiré tres o cuatro palabras que tenían diez consonantes y dos vocales y me dejó pasar. ¿Quién dice que estos tipos son jodidos?
Los jugadores se habían marchado aunque las pruebas estaban a la vista. Algunos allegados al cuerpo técnico alemán le robaron el pizarrón a D10s en el entretiempo y fue todo más sencillo para la segunda etapa. El esquema de Maradona estaba colgadito y la estrategia de Low sobreimpresa. Así fue como Alemania superó totalmente a Argentina:

Estas fueron algunas de las gesticulaciones de Low ordenando a Schweinsteiger:

"Metete entre los volantes argentinos y sacale la pelota". "Insistí por la izquierda"

"Circulación de pelota, toque y distribución. Amasala". "Ahora profundizá y metela adentro"

Entonces, Yuansteiger manejó los hilos del partido, solo en el medio, una vez desentrañada la táctica maradoneana. Develado el secreto, podemos decir que cualquier volante central pudo realizar la pobre labor del número siete teutón. Un todo terreno como Roberto Aníbal Pasucci hubiese generado más situaciones, convertido goles y se hubiera dado el lujo de ir hasta la platea a pegarle un planchazo en la rodilla al Cabezón Ruggeri (?). ¿Y si lo tenía la selección argenta? No ocurría esta vergüenza o por lo menos sería más digna: el polifuncional le hubiera dejado la canillera de Yuansteiger como un rompecabezas (?).
Pasa el tiempo y seguimos igual. Debemos aprender que necesitamos un Pasucci antes que deleitarnos con un Messi…

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